Comedor social Reina de la Paz de las Misioneras de Teresa de Calcuta.


Hay que ir con ojo con los caraduras que aprovechan la necesidad de muchos para vivr del cuento... una cosa es dar de comer al pobre necesitado y otra distinta a los turistas mochileros y vividores del cuento que pululan a centenares por las ciudades.

¿Comedor social o restaurant para gorrones parasitos? 'Ojito y más control: las ayudas para los necesitados de verdad"

El Periódico de Catalunya - 20.11.2012

Lleva una década funcionando y nunca ha acabado de encajar entre los vecinos de la zona, que periódicamente hacen oír sus quejas por las molestias que ocasionan algunos de sus usuarios. Una vez más, se han movilizado para pedir que se minimicen los agravios que, denuncian, les produce prácticamente a diario el comedor social Reina de la Paz de las Misioneras de Teresa de Calcuta, en el local anexo a la parroquia de Sant Agustí, en el Raval, un servicio de asistencia del que se encargan siete misioneras y que no dice no a nadie. Las protestas han llegado a la Síndica de Greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, quien ha realizado un informe en el que, entre otras, recomienda al distrito de Ciutat Vella que mejore la prevención y la mediación, unas sugerencias que ya han empezado a ponerse en práctica y cuyo resultado se evaluará en los próximos meses.

A este comedor social de la calle del Arc de Sant Agustí, de carácter privado, acuden a diario entre 400 y 450 personas de todos los perfiles, según pudo constatar la síndica en una visita que realizó después de que en abril recibiera la queja firmada por cerca de 60 vecinos y comerciantes de la zona: hay personas autóctonas e inmigrantes, jóvenes y mayores, con techo y sin techo, y como ha sido habitual desde que abrió, turistas de mochila y okupas locales y nómadas. Algunos de ellos, los menos, tienen adicciones y problemas de salud mental, y han causado episodios violentos a las puertas de este servicio, según los denunciantes, quienes también se quejan de problemas de suciedad que ocasionan, ya que, dicen, los hay que orinan en la calle. Incluso hay residentes que dicen haber recibido amenazas.


HORARIO AMPLIADO / Ante esta situación, la síndica, según explicó ayer a este diario, acaba de resolver una serie de sugerencias que, espera, mejoren la convivencia entre este equipamiento y su entorno más cercano. Entre ellas, ampliar el horario de apertura para que no se acumulen tantas personas. Así, si antes abría entre las 10.15 y las 11.15 horas (todos los días excepto los jueves), ahora este centro ha accedido a repartir comidas desde las 9.15 y hasta las 11.30 horas, en cuatro turnos. «De momento no hay tanta aglomeración», reconoce Vilà (lo que ha podido comprobar este diario), quien ha trasladado a Ciutat Vella que aumente la prevención.
Y en esa línea, la síndica también recomienda, algo que hará llegar por escrito al consistorio, que la figura de agentes cívicos que despliega el municipio en ese distrito desde mayo y hasta noviembre se prolongue durante todo el año. Se trata de un dispositivo de ocho personas que está presente, de día y de noche, en las zonas más problemáticas de Ciutat Vella, entre estas, el comedor de la discordia.

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